"Las heridas
que no se ven
son las más profundas."
-William Shakespeare.
Reflexionemos un momento; ¿A qué tipo de heridas se refiere el escritor? Pues, sin temor a equivocarnos, estaríamos en lo cierto si aseveramos que se refiere a aquellas heridas que no se encuentran sobre la piel, aquellas que
carecen de costras, que carecen de medios médicos que las alcance para poder curarlas. Hablamos de las heridas del alma.
Aquellas que son producto de golpes fantasmas, que traspasan carne y hueso, hasta llegar de manera directa al núcleo de nuestro ser: al alma. Quedándose largo tiempo y hasta incluso de por vida, sin sanar.
Aquellas que son tan terribles que nos aquejan en horas de soledad, que convierten un momento cotidiano en un momento desastroso y así poco a poco nos alejan de toda paz y no nos permiten comulgar con nosotros mismos y que logremos alcanzar una vida plena.
Los grandes dolores pueden ser eternos.
Las llagas crueles son internas.
del alma nacen las peores calamidades
del silencio los más temibles tormentos.
Las llagas crueles son internas.
del alma nacen las peores calamidades
del silencio los más temibles tormentos.
Aquellas que son hechas por los seres que más amamos, hasta incluso por nosotros mismos, produciendo así el efecto de autoflagelo.
Aquellas con las cuales debemos luchar sin descanso hasta alcanzar a punta de fuerza de voluntad cicatrizarlas para poder seguir adelante ya que solo tenemos una vida y estamos aquí para vivir el ahora, el día a día, cumplir nuestras metas y sueños dejando el pasado donde debe estar: En el olvido.
Hasta la próxima.
Esta cita llega gracias a la difusión del blog del poemario